
Evitar la formación de biofilms es un reto para todos aquellos que trabajan en entornos alimentarios, debido a que estas comunidades de bacterias tienen una increíble capacidad para soportar el poder de algunos productos desinfectantes que normalmente se utilizan en esta industria.
El objetivo de llevar a cabo un proceso de higiene en la industria alimentaria, es precisamente eliminar todo tipo de microorganismos en las superficies ya que puede afectar de manera negativa la calidad de los alimentos.
Pero… ¿qué son los Biofilms?
Son comunidades de bacterias que pueden estar conformadas por una o varias especies que se concentran en superficies sólidas. Estas bacterias, normalmente están rodeadas por una matriz extracelular que permite que se mantengan unidas, tengan una estructura física e intercambien sustancias e información.
Estas complejas comunidades se caracterizan por ser muy resistentes a las acciones de antimicrobianos como por ejemplo los desinfectantes, lo que hace difícil su control y eliminación.
El uso de bacteriófagos para combatirlos:
Los bacteriófagos son virus que atacan las bacterias de cierta especie o género. Muchos de estos fagos, como también se les conoce, tienen proteínas llamadas endolisinas que rompen la membrana celular.
El proceso de acción común de los fagos consiste en los siguientes pasos:
- Adsorción del fago sobre la superficie de la célula bacteriana
- Inyección de material genético del fago al interior de la bacteria
- Replicación del ADN vírico en el interior de la bacteria
- Formación de nuevos fagos en el interior de la bacteria
- Lisis celular por aumento de la presión interior y liberación de los nuevos fagos
Debido a la dificultad que suponen estas bacterias para ser combatidas, personal investigador del CSIC (Consejo superior de investigaciones científicas) desarrolló una técnica que sigue el desarrollo de los biofilms y provee información acerca de la formación de estas estructuras.
La dificultad para combatir a los biofilms, llevó a este grupo de investigadores a emplear una técnica para evaluar la eficacia de proteínas de origen fágico que eviten la formación de biofilms.
Este sistema mide en tiempo real la formación del biofilm y evalúa su capacidad para adherirse a una superficie, este método ayuda a la búsqueda de nuevos antimicrobianos y permite calcular la dosis que se necesitan para combatirlos.
El bacteriófago phi-IPLA7 y la enzima endolisina LysH fueron usados como antimicrobianos para comprobar su capacidad de combatir la formación de biofilms.
Según lo anterior estamos ante una técnica confiable y eficaz que favorece la investigación de nuevos antimicrobianos que combaten los biofilms.